Hay un personaje de las series del que me gusta hablar.
Tiene chicha.
Reflexionar sobre él puede llevarnos a conclusiones interesantes.
Don Draper, el prota de Mad Men.
Veamos.
En apariencia este hombre es la perfecta imagen del éxito que la sociedad enseña.
Destaca en su trabajo, va siempre como un pincel, tiene familia, es admirado por su entorno…
Y también es el perfecto ejemplo de tener éxito laboral y estar reventado por dentro. Este hombre no puede quedarse consigo mismo, le aterra. Ahoga sus penas en alcohol y demás. No vive en una paz profunda desde la que disfrute de su éxito laboral (el único que tiene).
Te cuento esto para que tengas ojo con las comparaciones.
Igual hay alguien en tu entorno que por fuera parece el perfecto ideal social, y te comparas con esa persona porque sientes que te falta algo que él o ella tiene.
Y aquí, si vives con estrés y hay algo que quieres mejorar de tu vida, la clave no es encontrar consuelo en que incluso los Don Drapers de la vida tienen también problemas…
La clave está directamente en que no te compares.
No conoces completamente las circunstancias de la otra persona, por muy cercana que sea. Esa persona es otro mundo.
Por lo tanto, la comparación no te va a aportar nada.
Sí, está genial tener referentes que te inspiren para llegar a donde quieres, pero compárate contigo mismo.
¿Cómo estás hoy frente a cómo estabas hace X tiempo?
¿Mejor? Genial, pues sigue adelante.
¿Peor? ¿Con más estrés? Toma acción, no te quedes martirizándote.
Y si el problema es que estás quemado por tanto estrés en tu día a día, en mi newsletter doy claves a diario. Puedes suscribirte gratis a continuación de este artículo.
Por tu paz,
Manuel Umbert.