El león y el reflejo

“Había una vez un león joven, fuerte y lleno de energía, que vivía en la sabana. 

Desde que era pequeño, había aprendido a confiar en su instinto y en su fuerza… Sin embargo, con el tiempo, comenzó a notar algo inquietante: cada vez que cazaba, que rugía o que tomaba una decisión para su manada, otros animales lo cuestionaban.

¿Estás seguro de que esa presa es la mejor?

¿No crees que deberías rugir menos fuerte?

¿Y si no es el momento adecuado para salir?

Al principio, el león respondía con seguridad, pero poco a poco esas voces se fueron filtrando en su mente. Comenzó a preguntarse si realmente estaba tomando buenas decisiones. 

Empezó a dudar antes de actuar. 

Y con la duda, llegó la tensión… y el agotamiento de tanto pensar.

Un día, después de horas de caminar sin rumbo, el león llegó a un lago. Sediento, se inclinó para beber, pero al mirar el agua vio un reflejo turbio. Su melena parecía enmarañada, sus ojos cansados, y su postura encorvada.

¿Ese soy yo? 

–se preguntó, sintiendo un golpe en el pecho.

Se dio cuenta de que no era el mismo león de antes…

Ya no rugía con la misma fuerza, ni cazaba con la misma determinación. Se había dejado atrapar por las voces ajenas… hasta convertirse en un eco de sí mismo.

Entonces, el león tomó aire, clavó la mirada en el reflejo y bebió profundamente. El agua se movió, y la imagen distorsionada desapareció. 

Por un instante, recordó quién era: un líder por naturaleza, no por la aprobación de los demás.”

….

Quizás un día apareció en tu mente un pensamiento que te sorprendió.

Algo que te incomodó, que no entendías o que creías que tenías que controlar porque igual podría haber algo malo dentro de ti a punto de salir y hacer algo terrible.

O puede que alguien de tu entorno te hiciera creer algo que te preocupó que pudiera ser verdad.

Ahora puedes darte cuenta de cómo puedes soltar esa película antigua y reconocer que en realidad no hay ningún problema contigo.

Que sigues siendo el mismo, capaz de liderar como antes, solo que lo habías olvidado.

Reconocer la naturaleza de los pensamientos para no perderte en películas de terror y reconocer quién eres, es una habilidad que se entrena. 

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Por tu liderazgo consciente,

Manuel Umbert.