Te ha pasado.
Alguien de tu entorno te suelta un comentario que igual al principio pasa desapercibido, pero luego, cuando ya terminó la conversación, te empieza a escocer.
Y empiezas a darle vueltas.
¿Cómo se atreve a decirme esto?
¿Quién se ha creído que es?
Y te enzarzas en tu mente con esa persona.
Empieza a aumentar la ira.
A mí me pasó justo ayer. Después de haberme pasado 2 días contándole a una persona sobre mi negocio, cuál es la idea, lo que estoy haciendo, ayer me dice que si no quiero trabajar para nosequien…
Con toda su…
Bien.
Desde luego, sentí ira, hasta que reconocí lo que estaba pasando.
Esa inseguridad que esa persona me estaba intentando transmitir con toda su buena intención habla de SU inseguridad, no de que mi negocio fuese a ir mal o bien.
Y por inseguridad digo cualquier cosa que sientas con ese comentario ajeno que te pica.
Si es un comentario que te quiere sentir culpable, habla de que algo le pasa a él/ella con la culpa, o simplemente, que es un manipuladorcito.
Si busca provocarte, habla de lo que se aburre, quizás…
Tampoco es cuestión de ponerse a interpretar, pero ten en cuenta que las personas con esos comentarios que te escuecen y, a veces, te cabrean tanto que pierdes el sueño, hablan de quien lo lanza, no de ti.
Puedes ser consciente de esto y dejar que pase de largo.
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Un abrazo,
Manuel Umbert.