Sobre mí

Todavía recuerdo cómo era todo entonces…

Los primeros años de universidad me debatía entre una lucha por sacar adelante la ingeniería y lidiar con pensamientos que me mantenían obsesionado durante demasiado tiempo.

Épocas de estrés y ansiedad intensas…

Intentaba racionalizar lo que estaba pasando, encontrar una solución que me liberara por fin. Me perdía más y más en los bucles de pensamiento.

Pero razonar conmigo mismo en un diálogo interno interminable no me funcionaba…

Fue entonces cuando probé ir a terapia.

Primero fui durante un año a una supuesta terapeuta con un título de psicología que se dedicaba a decirme que lo que pensaba no era verdad… 

Hacía que me sintiera bien por dos días… para que luego volviera todo el círculo de obsesión a empezar. 

En aquel entonces, pensé que, como ella tenía un título de psicología, estábamos haciendo lo correcto…. 

Y me equivoqué.

Terminé con ella y me fui de Erasmus. Durante esos meses en el extranjero, entre fiestas y viajes, me evadía por momentos de darle vueltas a mis temas “favoritos” de entonces, pero seguían ahí de fondo.

Cuando volví a casa, otra vez igual… con más intensidad que antes incluso.

Nada había cambiado.

¡ESTABA HARTO! No sabía cómo conseguir estar en paz…

Me desesperaba que ni una terapia, ni irme a vivir fuera en una experiencia así, me hubiesen traído la paz que ansiaba. 

Así que probé con el psicoanálisis…

Durante esa terapia, reconozco que parecía que había mejoras más consistentes, que había dado con la clave y por fin me liberaría de una vez por todas de las obsesiones y de la ansiedad. 

Podría por fin vivir en paz…

El psicoterapeuta me dio el «alta» y terminé con él después de un par de años yendo a su consulta.

Pero a los pocos meses, vuelta a empezar…. 

Con nuevos contenidos en las obsesiones, pero la misma tensión, los mismos patrones, la misma ansiedad asfixiante… 

¡Estaba desesperado!

¿¿Qué más quedaba?? ¡¡No me había funcionado la psicología!! Iban ya dos terapias completas con profesionales titulados en psicología y másteres, ¡¡y nada!!

¿Qué podía hacer ahora? ¿¿Acaso, me tenía que resignar a vivir así el resto de mi vida??

No iba a aguantar. Un futuro repleto de obsesiones diarias, tensiones internas y una vida completamente limitada…

Me despertaba cada día con esa obsesión que tanto quería erradicar, desesperanzado. No veía salida. Durante el día ese diálogo interno una y otra vez. No sabía ya cómo librarme, qué hacer, qué decirme…

Me acostaba tras un diálogo interno infinito, creyendo que ya por fin lo había racionalizado todo… y al día siguiente se reiniciaba el proceso. Un día de la marmota constante.

Si seguía así, me volvería completamente loco.

Pero entonces lo entendí…

Una idea fresca surgió en mi mente.

Hasta ahora, había probado terapias que se centraban exclusivamente en el contenido de las obsesiones, de los pensamientos. 

Eran una forma más sofisticada de darle vueltas a los temas que me preocupaban. Exactamente lo que hacía yo solo antes de empezar con ellos. 

Por eso no funcionaban.

Eran un parche que al poco tiempo reventaba y volvía a las andadas.

Pero afortunadamente soy muy cabezón y no me resigné a vivir así. No acepté que tenía algo que no funcionaba en el cerebro, ni ningún diagnóstico.

Estaba seguro de que había modelos mucho más avanzados que la psicología clásica. Que podría aprenderlos si daba con los mentores adecuados y así, aspirar a esa paz que quería con todas mis fuerzas.

Aproveché el confinamiento por la pandemia para seguir buscando de forma más intensa. Sin fiarme tanto de títulos o certificaciones. 

Y tras una larga búsqueda di con los que han sido hasta ahora mis mejores mentores.

Empecé a ver cómo trabajaban Los Hermanos Lacasa.

Vi que hacían una SÍNTESIS de lo mejor de la psicología occidental y de las prácticas más avanzadas de oriente

Algo COMPLETAMENTE innovador para mí.

Me puse a ello.

Decidí una vez más comprometerme con este camino y persistir hasta conseguir dejar atrás la ansiedad y las obsesiones.

Y fui reconociendo cómo no se trataba tanto de hablar en sesiones de lo que me pasaba por la cabeza, sino de reconocer la naturaleza del pensamiento desde diferentes niveles de comprensión.

Transformar mis creencias.

Transformar mi entorno.

Transformar mi relación con los pensamientos y las sensaciones.

Probar nuevas perspectivas.

Invirtiendo tiempo y esfuerzo en este camino. Poniendo mi transformación personal como mi prioridad Número 1. Comprometiéndome con mi práctica diaria. Navegando con el apoyo de mis nuevos mentores.

Y sí, hubo momentos de frustración, de que parecía que no había avanzado nada, de que el esfuerzo había sido en vano… pero decidí seguir adelante. Aun habiendo esos bajones, sentía que estaba en el camino correcto.

Y lo conseguí.

Se acabaron las obsesiones y la ansiedad crónica

Y aunque a veces haya algún momento más intenso, sé que no volveré al principio

Y lo mejor es que no me quedé ahí, en superar los baches y seguir con mi vida sin ansiedad, sino que… 

…me enamoré del proceso.

Quise aprender y desarrollarme mucho más, de forma que ni se me hubiera ocurrido imaginar cuando vivía en mi época más ansiosa.

Quería seguir desarrollando mi confianza, mi paz y nuevas habilidades con las que alcanzar mi mejor versión y la vida con la que empecé a soñar. Abandoné el conformismo de solo estar sin ansiedad.

Quería mucho más.

Por eso llevo años trabajando con los Hermanos Lacasa y con nuevos mentores que me encontré en el camino, como Luis Bueno, con quien he seguido profundizando y desarrollando.

Y lo seguiré haciendo porque, como decía Warren Buffet

“La mejor inversión que uno puede hacer es invertir en sí mismo.”

Ahora me dedico a la vocación que descubrí durante este camino: el desarrollo personal. Vivo donde quiero y disfruto mil veces más de mis relaciones, de viajar, de entrenar en el gimnasio, y de mi día a día en general. 

He apoyado a muchas personas en su proceso de transformación, implementando a diario los mejores modelos de desarrollo personal. Compartiendo mis avances y enseñándoles todo lo que he aprendido. 

Y por eso estoy aquí contándote mi camino.

Quiero que, si tienes el compromiso y no te conformas con una vida azotada por el burnout, el estrés y las preocupaciones, te entrenes conmigo para aprender a multiplicar tu paz hacia niveles que hasta ahora ni habías imaginado.

Yo lo hice. Y ahora tú también puedes. 

Por tu nuevo camino,

Manuel Umbert.

PD: si quieres multiplicar tu paz sin perder productividad, te animo a que te suscribas a mi newsletter diario aquí.